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lunes, 19 de julio de 2010

¿POR QUÉ EL PRESIDENTE VILLA STEIN QUIERE QUE AHORA RENUNCIEN LOS MIEMBROS DEL CNM?

El Presidente de la Corte Suprema, Javier Villa Stein, se presentó ayer a la ceremonia en que juramentó el nuevo Presidente del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), Max Cárdenas, y en la que se incorporaron dos nuevos integrantes a dicho órgano, los recientemente elegidos por la Asamblea Nacional de Rectores en representación de las universidades (Luis Maezono y Gastón Soto Vallenas).
Según Villa Stein no había sido invitado a la ceremonia, error del CNM, al tratarse del Presidente del Poder Judicial. Pero de todas maneras fue, ya que –dijo él- todos los ciudadanos estaban convocados. Villa Stein no solo asistió sino que aprovechó la ocasión para declarar frente a todos, que él reconocía solo a los dos nuevos consejeros, ya que el resto debía renunciar. La inesperada intervención de Villa Stein hizo que el ambiente de la ceremonia se tensara.
¿No debería nuestro Presidente del Poder Judicial tratar de no tener este tipo de exabruptos, que lo único que hacen es desprestigiar aun más a todo el sistema de Justicia? ¿No es una falta de respeto con el conjunto de Consejeros, que, le guste o no al doctor Villa Stein, siguen siendo miembros del CNM, con estatus de vocales supremos, tal como lo establece la Constitución? ¿No lo es también con el resto de autoridades que habían asistido, como el caso de la Fiscal de la Nación, y, en general, con todos los presentes? ¿Qué pasaría si cada autoridad que discrepa con la manera de proceder de otra, aprovecha cualquier ceremonia pública para increpárselo en su cara?
Es cierto que Villa Stein viene siendo el Presidente de la Suprema más mediático de nuestra historia, y eso le está dando algunos puntos a favor. En general es mejor dar la cara que ser una autoridad sin rostro, sobre todo en un mundo tan hermético como el de la justicia. Pero cuidado con buscar permanentemente efectos especiales ante los medios de comunicación.
Si el Presidente del Poder Judicial quiere que los miembros del CNM concluyan su período antes de los cinco años que le corresponden, debe usar los canales institucionales. Por ejemplo, debería exigir que el Congreso actué de inmediato frente al caso de Efraín Anaya, puesto que su inacción está permitiendo que este Consejero, objeto de una grave denuncia, siga en funciones. Este consejero cuestionado, acaba de votar en contra de la destitución de los Supremos Távara y Solís por el asunto de Alas Peruanas, cuando antes había opinado a favor de dicha destitución. El voto de Anaya ha terminado salvando a los dos Supremos de la máxima sanción. Una situación que le compete directamente al Presidente de la Corte Suprema, frente a la que hay evidentes razones para que hiciera cuestión de estado.
Recordemos que el CNM es un órgano constitucional autónomo, por lo que declaraciones como las de Villa Stein, sin recurrir a las vías institucionales que nuestro ordenamiento jurídico contempla para investigar y sancionar a los miembros del CNM, significan una injerencia indebida de un Poder del Estado contra dicho órgano. No es lo mismo que un ciudadano común y corriente pida la renuncia de una autoridad, a que lo haga el presidente de unos de los tres poderes del Estado, el que, además, es la parte más importante de todo un sistema de Justicia, al que también pertenece el CNM, pero con total autonomía.
El planteamiento que hoy hizo Villa Stein frente al CNM nos parece contrario a derecho y absolutamente inconveniente.
¿Cuál es el fundamento legal para que Villa Stein se atribuya el derecho de reconocer a algunos miembros del CNM, y de no reconocer a otros? No existe. La Constitución precisa quiénes pueden nombrar cada cinco años a los miembros del CNM (los rectores, la Corte Suprema, los colegios profesionales, etc.), y quienes los pueden destituir por mayoría calificada (el Congreso). Ninguna de estas atribuciones está entre las competencias del Presidente del Poder Judicial. Por tanto, él está obligado a reconocer a los actuales miembros del CNM, mientras no terminen su período de cinco años. El decidir no reconocerlos mediante un acto unilateral, puede tener un efecto en la opinión pública, pero significa un atentado contra la legalidad, y eso es muy grave, tratándose nada menos que del Presidente del Poder Judicial, cuya actuación se basa en el respeto de dicha legalidad.
De otro lado ¿no es absurdo pedir la renuncia de los miembros del CNM, justo cuando, abandonando su rígida posición inicial, han optado por demostrar su voluntad de rectificación y de no convertir en un hecho consumado un concurso tan cuestionado?
Recordemos que muchos sectores venían pidiendo la nulidad del concurso y la exhibición de los exámenes. Lo criticable era cuando el CNM se cerraba y no daba su brazo a torcer. Pero luego, cuando hace caso y concede los dos puntos, lo que hay que hacer es reconocer y celebrar esa actitud y no castigarlos, pidiendo su renuncia. Más aún, si han sido claros en decir que esto no significa un borrón y cuenta nueva frente a las irregularidades que podría haber, puesto que continuarán las investigaciones.
¿O lo que quería el doctor Villa Stein es más bien que el concurso no se declarara nulo y continuase, pese a los errores e irregularidades detectadas?
De otro lado, el Presidente de la Suprema parece no darse cuenta que estamos en tiempos en los que, sin ninguna necesidad de renuncia, todos y cada uno de los actuales miembros del CNM, se irán renovando, varios meses antes de concluir este año. Para comenzar, el último día de febrero salieron del CNM los consejeros Francisco Delgado de la Flor y Edwin Vegas, y acaban de entrar sus sucesores.
Un cambio muy importante, en relación a lo que motiva supuestamente el pedido de renuncia por parte de Villa Stein, ya que Delgado de la Flor es el consejero que ha sido Presidente de la Comisión de Selección y Nombramiento del concurso que acaba de ser anulado.
Lo cual quiere decir que, si se aceptara lo que propone Villa Stein (la renuncia por decoro), el principal responsable de lo ocurrido no se vería en nada afectado porque ya cesó en sus funciones.
Aparte de este cambio de los dos representantes de las universidades que se acaba de concretar, ya está en curso el proceso de selección de los tres nuevos representantes de los colegios profesionales, que deben reemplazar a Max Cárdenas, Aníbal Torres y Efraín Anaya. Este último es caso aparte, porque, aun sin renunciar, creemos que está en la picota, puesto que su caso ha sido pasado al Congreso y al Ministerio Público por la supuesta comisión de un acto de corrupción que todo parece indicar es cierto y demostrable.
En junio, entonces, entrarán otros tres nuevos consejeros que sumados a los dos de las universidades, serán cinco nuevos en total, los que hacen mayoría, frente a los dos que se quedarían. Pero en agosto y setiembre, los dos (Peláez y Mansilla) serán también cambiados, porque toca la renovación de los representantes de la misma Corte Suprema y la Junta de Fiscales Supremos, respectivamente.
Así, hoy tenemos dos nuevos consejeros, en junio cinco y en setiembre los siete miembros del CNM serán otros en relación a los de ahora. Y todo hecho por la vía institucional y ordenada, sin el caos y el trauma institucional que ocasionaría la renuncia de cinco consejeros, a los que les falta muy poco para terminar su mandato.
Los que tendrían que renunciar ahora, como quiere Villa Stein, por lo demás no pertenecen al grupo de consejeros más cuestionados durante los últimos cinco años, sea por el último concurso, o por otras razones. En relación al concurso - como ya dijimos - el Presidente de la Comisión ya concluyó su período. Frente a los otros cuestionamientos, el más grave -nunca hay que olvidarlo- fue el irregular y muy sospechoso cambio de voto frente a la destitución de Ángel Romero, hecho que involucra a los Consejeros Delgado de la Flor y Vegas, ya fuera del CNM, y a Anaya (posiblemente destituido próximamente), quien desde el comienzo favoreció a Romero. No olvidar tampoco que Ángel Romero, un magistrado casi destituido, había superado en el concurso recientemente anulado las dos primeras etapas, y solo le faltaba la entrevista para convertirse en Supremo, lo cual hubiese sido un escándalo. ¿Por qué sobre esto no dijo nada Villa Stein?
Que quede claro entonces, que el planteamiento de Villa Stein de que renuncien los consejeros ya no afectaría a los que en estos cinco años han sido los más controversiales o que han tenido mayor responsabilidad frente a errores e irregularidades del concurso anulado (Delgado de la Flor, Vegas y Anaya), y solo perjudicaría a los que han tenido una mejor actuación y se sabe que internamente han hecho todos los esfuerzos del caso por mejorar los procedimientos para la selección y nombramientos.
En cualquier caso toca que Villa Stein diferencie caso por caso y precise cuál es la responsabilidad de cada uno.
Es como si, por ejemplo, por las malas actuaciones de Robinson Gonzáles y recientemente de Távara y Solís se exigiera que renunciara toda la Corte Suprema, por más que todo el mundo sabe que en la Suprema hay también buenos magistrados.
Por más que el magistrado Villa Stein lo niegue, nuestra impresión es que hay quienes están aprovechando la situación para tratar de desaparecer al CNM como institución, y de esa manera, que algunas de sus facultades regresen al poder político (el nombramiento de magistrados) y otras al Poder Judicial (toda destitución o evaluación), lo cual para nosotros sería un verdadero retroceso.
De lo que se trata es de reformar y mejorar el CNM y la manera de elegir a sus miembros, en base a la experiencia práctica que ya tenemos sobre su funcionamiento.
Una última pregunta. Si Villa Stein quiere verdaderamente mejorar el sistema de Justicia ¿por qué no comienza por casa, e inicia la reforma de la Corte Suprema, tan o más necesaria que la reforma del CNM? El critica que el CNM no ha resuelto el problema de la provisionalidad entre los magistrados, olvidándose que en la Suprema son más los provisionales que los titulares, y no por culpa del CNM; sino de la misma Suprema y el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.

De: Equipo Justicia Viva

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